Origen de la Estancia Yucat
Hace más de 400 años anduvo Don Lorenzo Suárez de Figueroa, uno de los mejor recordados capitanes de la conquista española.
Después de explorarlos, misión que le encomendara Don Jerónimo Luis de Cabrera, asistió a la fundación de la ciudad de Córdoba de la Nueva Andalucía, de la que fue su primer Teniente Gobernador, su capitán y justicia mayor.
Lo acompañó como capellán de la expedición exploradora el religioso mercedario Fray Luis de Valderra. ¡Desde siempre la amorosa protección de la Virgen Blanca sobre éstos campos!
Tanto le gustaron estas tierras al bien recordado militar y gobernante que se las pidión en “merced” al Rey como recompensa de sus servicios que, a la brevedad, fueron muchos, leales y notables.
Pasando los años las heredó Don Juan López Fiusa, rico comerciante y estanciero progresista que multiplicó la riqueza heredada. Por eso y mucho más, la calle principal de Tio Pujio lleva su nombre.
Al fallecer, en 1700, era religioso de la Orden Mercedaria y donó al Convento Grande de Córdoba, donde murió y fue sepultado, “la estancia y tierras que fueron de los indios Yuca”.
En la estancia había construido un oratorio que los frailes mercedarios, sus herederos, convirtieron en capilla pública, que refaccionaron muchas veces, amoblaron y arreglaron y en cuyas dependencias abrieron una escuela para niños.
Durante los siglos XVIII y XIX funcionó como vice-parroquia, dato muy significativo.
Esta es la historia bella y centenaria de la capilla Nuestra Señora de La Merced, solitaria vecina de la Laguna Honda, aduar de indios, resistiendo las inclemencias del tiempo, testigo del destino del generoso legado.
Es la única reliquia de los remotos tiempos de la Conquista en esta región, privilegio honroso y único que nos pone en contacto con la proeza misionera de la primera evangelización.
El Legado de un Colono*
La historia de esta estancia habla de religiosidad, de aborígenes y conquistas, y del silencioso paso del tiempo en la llanura.La historia de la estancia Yucat, de la bella y centenaria capilla Nuestra Señora de La Merced, y de la solitaria y misteriosa laguna Honda, habla de conquistas, de aborígenes, y del silencioso paso del tiempo. Tiempo que perdura en el templo, reliquia colonial preservada por la orden de la Merced, su propietaria desde hace más de 300 años.Esos campos, originariamente dedicados a la ganadería, vieron a principios del siglo 20 la llegada de nuevos colonos y con ellos la agricultura.
En la actualidad armonizan en el paisaje, la historia y la producción agropecuaria, todo como parte de una misión evangelizadora.
Al sudeste de la ciudad de Córdoba, en plena llanura atravesada por la ruta nacional 9 en su camino hacia Buenos Aires, se encuentran poblaciones, cuya vida se desarrolla al ritmo de la producción agrícola-ganadera de los campos cercanos. Como Tío Pujio y la ciudad de Villa María.
A 14 kilómetros de Tío Pujio por camino de tierra y a 24 kilómetros de Villa María, sobre la margen izquierda del río Ctalamochita (ex Tercero), se asienta el casco de la antigua estancia Yucat. Yucat y la laguna Honda, lugar del asentamiento aborigen, fue un paraje escondido, difícil de ver o hallar, disimulado entre las barrancas cercanas al río Ctalamochita .
En tiempos fundacionales. Hace ya 435 años, don Jerónimo Luis de Cabrera fundó la ciudad de Córdoba y entre su columna colonizadora estaba Lorenzo Suárez de Figueroa, quien fue su primer teniente gobernador y exploró territorios cercanos. Recorrió campos y tanto le gustaron las tierras yucanas que se las pidió en merced al rey como recompensa por sus servicios, y el 5 de mayo de 1585 se las otorgaron.
En 1600 la propiedad pasó a su hija Catalina de Cabrera y Figueroa, y luego a una de sus nietas, llamada Lorenza, que en 1640 se casó con Juan López Fiusa, quien obtuvo una nueva fracción de terreno que lo hizo acreedor de toda la estancia. Llegó a tener “nueve mil quinientas hembras y quinientos toros”.
En 1643 se realizaron los últimos registros de aborígenes en la zona y en 1662 al casarse Juana Suárez de Figueroa en la capilla de Yucat, quedó registrada la referencia más antigua de la existencia del templo.
En 1698, López Fiusa, anciano, viudo y sin hijos, se despojó de todo y se preparó a bien morir. Llamó a las puertas del convento de La Merced, de Córdoba capital, para ingresar como aspirante a religioso lego y donó sus bienes a la orden. Desde entonces los mercedarios tienen a su cargo la estancia.
Según pasan los años. Entre los numerosos avatares vividos en la estancia Yucat, pueden destacarse los siguientes:
Entre 1774-1794. Primera reconstrucción de la capilla. Abrió sus puertas al público y se formó la comunidad de fieles, perteneciente al curato de Tercero Arriba.
1840. El 3 de febrero, el gobernador de Córdoba, Manuel López “Quebracho” mandó tomar la administración de la estancia que se mantuvo hasta 1857.
1823-1863. Funcionamiento del antiguo cementerio de Yucat para los lugareños, hoy conocido como Parque de la Esperanza.
1892. Segunda reconstrucción de la capilla.
1919. Inauguración de la nueva iglesia.
1940. Publicación de la monografía Arqueología de la laguna Honda, de Agustín F. Nimo, en la que se detalla una expedición arqueológica a laguna Honda, alrededor de la cual tuvo su asentamiento una parcialidad aborigen. Allí se descubrieron enterratorios aborígenes, probables emplazamientos de casas-pozo y variedad de cerámicas y utensilios. Al ser una zona periférica de dispersión de culturas, se encontraron elementos comechingones, de aborígenes del litoral y de los pampas.
2003. Tercera restauración de la vieja capilla tal cual está hoy.
Laguna Honda. El río Ctalamochita nace en la ladera oriental de las Sierras Grandes, luego de atravesar las Sierras Chicas desemboca en la llanura, discurre entre meandros y barrancas, y pasa su ancho caudal por el costado de la estancia Yucat. Aguas abajo recibe el aporte del Saladillo y forma el Carcarañá, para desembocar en el río Paraná.
Algunos de sus antiguos brazos de desborde permiten la formación de espejos de agua como laguna Honda, a siete kilómetros del casco de la estancia.
Emplazada en una zona cercana a las barrancas, laguna Honda tiene unos 30 metros de diámetro. Luego continúa en bañados cubiertos de juncos, espadañas y totoras. Una escasa fauna íctica, más flamencos, gallaretas, biguás y coipos completan este paisaje natural, digno de ser visitado.
Colonia. Este predio legado no sólo es fuente de recursos económicos sino también campo de apostolado, donde se muestra un modelo social basado en la promoción de las personas y dirigido a humildes colonos.
Cada año los fieles se congregan para celebrar las fiestas patronales en honor la Madre de la Merced, patrona de la capilla y de la Colonia de Yucat Sud. Del 15 al 24 de setiembre, con la entronización de la imagen y por nueve días, los pobladores, junto a sus vecinos de Villa Fiusa, acuden a honrar a la Virgen.
Turismo rural. En la estancia Yucat se hace turismo rural. Una propuesta es participar, previa solicitud, de un paseo histórico, recreativo y religioso. Consiste en un recorrido por el casco de la estancia, las dos capillas y el parque de árboles centenarios. También se visita el río, la laguna Honda y el monte con bajos y lagunas.
Para quienes gustan de las cabalgatas están dispuestos los equinos para transitar postales tranqueras adentro. También hay programas de campamentos escolares y juveniles y recorridos para grupos y trabajos de investigación para estudiantes universitarios.
En el marco del bosque natural del espinal la estancia cuida celosamente las más de 300 hectáreas de antiguos montes. Allí hay árboles como el peje o sombra de toro, moradillo, algarrobo, algarrobo blanco, y el sauce criollo sobre el río. Ellos son cobijo de calandrias, benteveos, cardenales, chimangos, churrinches, corbatitas, lechuzas pampa o de las vizcacheras, y algunas aves migratorias que totalizan 180 especies que, de manera temporal o permanente, llegan a la región.
Este establecimiento rural plurifacético muestra su producción de vacunos y caprinos de leche y de cría, ovinos, porcinos y otros. Cultivos de oleaginosas y pastajes, algunas manufacturas, y la búsqueda de tecnologías de avanzada.
* Fuente:Marta Álvarez Moncada. La voz del interior. http://archivo.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=231761