Reflexión de la espera de la Navidad
“… porque no había lugar para ellos en el albuergue.” Lc. 2,7
Nada del mundo podría empañar la felicidad que sentirían María y José de recibir al niño donde fuese. Tener a Dios así de pequeñito, debil, fragil, en el medio de la noche, del frío, bien nos llena de esperanza. “Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo, para confundir a los sabios. Leer más