Mate y oración por Mercedes Silva

Algunos hacen producciones porque se los exige la situación económica, me toca hacer este escrito porque me lo exige la situación de afecto con la comunidad de Mercedes…!!!

Y no es que no sienta gusto en hacerlo, pero mayor es el sentimiento de pudor, casi vergüenza, y para ser franco el mayor de todos ellos que me da vuelta por la sede de los afectos es el agradecimiento al Señor por estos regalos de conocer gente que se tomó en serio cultivar el amor a Él, ¡y seguirlo!

Tratando de convencer a Angélica de que no debía hacerlo, le protestaba que era una injusticia para con la comunidad que formaban, y que ellas estaban muy vivas para el recuerdo y exaltación de quien ya no nos acompaña en nuestra realidad humana. De tal manera que tendré que confesar de entrada que me impactó el verlas allá, en la Pampa del Indio de la que Mercedes no pudo alejarse.

La fotografía de aquella casa en el monte fue un ícono que me acompañó muchos años en mi lugar en León XIII. Quien sabe de espiritualidades tradicionalistas era una “jaculatoria múltiple” que salía del cuadrito y se entreveraba en las fibras de allí donde salen las oraciones de súplica por ellas y por mi; de donde se admira al Señor y quienes lo aman; de donde surge la voz que te serena cuando algo no es como vos quisieras; de donde se aúnan sentimientos por alguien que está sometido a las crueldades de la vida… ¿Reflejo dela Trinidad era aquella que se veía en quienes vivían en esa casita? Sin duda mis hermanas se reirán al leer esto acordándose de muchos momentos que quisieran desmentirlo, pero sabiendo que nuestra espiritualidad busca plasmar aquello que espera encontrar, afirmamos que el complemento de las tres te metía cierta envidia y admiración… Sin más alegorías trinitarias, te encontrabas una Angélica expresiva, extrovertida, cuestionadora, reflejo de la pasión comunitaria por plasmar el testimonio evangélico encarnadoen la realidad circundante y en el corazón de quien allí estaba, y una Susana servicial en las cosas de la casa y encargada de poner orden y racionalidad en el arte de lo posible de lo que se hablaba en ideologías y esperanzas… Mercedes, artista del evangelio de Jesús en el corazón y la vida del hermano aborigen o no, plasmando en los procesos culturales (de las personas y sus expresiones plásticas) el amor por cada uno y sus prójimos. Tres modos maternales de en-senificar el amor de Dios: pasión, servicio, creacionismo.

 

Fijando más nuestro cariño y mirada en Mercedes, difícil no sentirse impactado por su agudeza de visión y escucha profunda, capacidad de discernimiento y claridad expresiva. Síntesis espiritual de lo mejor que ha producido la Iglesia en la época que le tocó vivir y sabia de encontrar lo útil en el arcón de la Tradición. En la Pascua siguiente a su muerte, en la reflexión del momento, hablando de los Mártires de Jesús en la vida diaria, escribía:

 

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“Y bueno, gozoso, reconfortante es recordar a muchos de nuestros maestros en la vivencia de la Espiritualidad del Concilio. Por ello quiero recordarte, Hna.Mercedes Silva de las Hermanas de Nuestra Señora de América (de Pampa del Indio) junto a otros tantos que iluminaron e iluminan nuestro compromiso, alentándolo…

 

    Mercedes, junto a Angélica y Susana, hermana de todos, pero sobretodo de los hermanos Tobas de “Pampa Chica”, realidad y símbolo de las injusticias que claman al cielo convirtiéndola en respuesta de Dios para ellos y para nosotros.Para ellos porque su amor de mujer y madre cristalizó en descubrir en los amados la inmensa riqueza de sus genes, y en abrir su seno para que en él crecieran las inmensas posibilidades de vida que el Señor les dio y que se mantuvieron guardadas durante siglos de despojo, persecución y muerte. Y aún no se ha revelado todo aquello que irá surgiendo con el crecimiento y afinzamientode aquellas otras mujeres con las que surgió el proyecto de “Madres Cuidadoras de la Cultura”. Para nosotros, que en ella confirmamos la fe de la iglesia martirial de los siglos.”

 

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Testigos del Resucitado, reflexión de Pascua

 

Deseaba terminar este rato de mate y oración con un pensamiento de escatología: estamos acostumbrados las más de las veces a medir el éxito o importancia de algo porsu perdurabilidad. Sin embargo, nos sorprende siempre el Señor con su modo de actuar en la historia. Ciertamente vemos en el ícono de Pampa del Indio una verdadera cristalización de los deseos del Concilio para la espiritualidad cristiana, para el significado de vida religiosa en la Iglesia y ante el mundo, para el diálogo fe – cultura, para un fecundo ecumenismo, y en una vida marcada por la fraternidad, en pobreza y en amorosa aceptación de la Iglesia. La tentación nos surge espontáneamente de querer verlo perdurar en el tiempo: “¡Quédate con nosotros porque el día se acaba!; ¡qué tardos y lerdos son para creer en las Escrituras!” Se me ocurre dos valoraciones: continúa aquello que debía continuar ¡y con qué fuerza! El Espíritu que suscitó todo el trabajo de las Hermanas en Pampa del Indio continúa admirablemente en aquella comunidad que supo recibir el don de Dios que les fue dado y en las organizaciones que han sabido aprovechar la vida y trabajo de Mercedes y de otras muchas personas que entregaron sus vidas por la promoción de tobas. Por otro lado, en este tiempo en que la sociedad y la Iglesiatienden más a mantener lo institucional que dar lugara los carismas y que por el contrario, hasta los acalla y ofusca, en una especie de autoafirmación cargada de esterilidad, tal vez sea hasta bueno que no se institucionalicen los carismas cual experiencias que habrán de repetirse. El Espíritu, que sopla donde quiere (cfr. Jn 3,8) suscitará nuevas experiencias en los seguidores de Jesús que se nutran de éstas y las lleven a plenitud. Por de pronto el ícono de Pampa del Indio permanece, pero más palpable que a los ojos,a los corazones que se expresan como aquellos otros de los Hechos: “¿no ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino?” ¡Ven, Señor Jesús, Maranatha!

 

Yucat, cuando comienzan a verse los signos de la primavera.