Fiesta de la Ascensión del Señor

“La posmodernidad niega la radicalidad espiritual, el compromiso, la espiritualidad, la utopía; sustituye la ética por la estética, lo utópico por lo agradable; ignora a los pobres y deja de lado a la justicia; renuncia a los grandes ‘relatos’; es narcisista: dicen incluso que hemos pasado de Prometeo a Narciso”

Pedro Casaldáliga, obispo

No queremos la realidad de la vida sino su sueño. Nos hemos quedado mirando el cielo… donde nuestra naturaleza ya está con el Señor.

¡Si!, nuestra naturaleza está en el cielo, allí es nuestro destino, ¡y está ya cerca!, pero nos duelen nuestras miserias, nuestro mundo lleno de injusticias, de muerte, de soberbia, en fin, de pecado, raíz de todos nuestros males humanos. Pero, fieles a la voz de cielo, miramos nuestro entorno, y ¡sentimos! porque tenemos corazón humano, creado por Dios

No queremos olvidar nuestros aborígenes iguales y distintos a nosotros… y de quienes los han defendido con su propia sangre por amor de Cristo y a Cristo; no queremos olvidar de quienes no pudieron subir al «ultimo avión, o tren o lo que sea», porque no tuvieron fuerza o estaban lisiados.. o también porque tanto estaban reconciliados con su vida que no han necesitado de nuevos espejitos de colores; y de los que rechazaron la propuesta de cierta globalización… cuyo último titulo es ALCA.

No negamos los pecados del sexto, porque son fuente de muchísimos males, y están contra los mandamientos de la Ley de Dios, pero no queremos dejar de mirar y señalar también los del primero, el segundo, y sobretodo el: ¡no robarás, no matarás!; tampoco las bienaventuranzas… ¡todas y sin disquisiciones!

Nos unimos a todos los que quieran seguir sinceramente a Jesucristo…, aunque no sean de «los nuestros», porque nadie puede decir que «Jesús es el Señor si no lo asiste el Espíritu Santo». Reivindicamos la autoridad de quienes quieran mirar nuestras miserias, y fiel a lo que esperamos en el cielo, plasmarlo en la tierra.

Benditos los que han sido fuente de nuestra esperanza en nuestro continente latinoamericano, y los que iluminaron sus realidadades: de nuestos obispos reunidos desde Medellin hasta los que hoy nos alentarán en una nueva esperanza, para poder mirar al mundo, para poder mirar el cielo…