Un lugar particular con más de 400 años de historia.

ESTANCIA YUCAT (nota impresa, en Nuevo ABC Rural 4 de junio).
A poco más de 30 km. de Villa María, sobre la margen izquierda del Río Tercero, en el sureste de la provincia de Córdoba, se encuentra el casco de la Estancia Yucat y su capilla Nuestra Señora de la Merced.
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El paraje, situado en un enclave privilegiado por la Naturaleza mediterránea, tiene tras de sí una historia que merece ser contada, al menos en parte, pues la voluntad de quienes la escribieron, y la escriben aun hoy, tan solo enriquece nuestra cultura manteniéndola viva, en un esfuerzo de trabajos arduos, siempre en la senda de la calidad de vida de los hombres.

Los orígenes

Haciendo un poco de historia, el español Lorenzo Suárez de Figueroa, el 5 de mayo de 1585 se convirtió en el primer dueño del territorio Yucat al recibirlas “en merced” de parte del fundador de la ciudad de Córdoba, don Jerónimo Luis de Cabrera, como recompensa por sus servicios como primer teniente gobernador.
Años después, con el fallecimiento de Suárez de Figueroa, la propiedad de las tierras fue cedida a su hija Catalina (1600) y luego a su nieta Lorenza, quien en 1640 se casó con Juan López Fiusa. Éste obtuvo una nueva fracción de terreno que lo hizo acreedor de toda la estancia. Llegó a tener en ella “nueve mil quinientas hembras y quinientos toros”.
Tiempo después López Fiusa enviudó, ingresando en 1700 en el Convento de La Merced, donando sus bienes a esa Orden, acaso con el único deseo de proseguir el crecimiento y resguardar las familias de colonos en la zona.
Es importante destacar que estas tierras estaban habitadas por pueblos originarios que jugaron un rol invalorable a la llegada de aquellos primeros colonos en la zona y como consecuencia de esa colonización, la presencia de sacerdotes en la estancia ha sido continua, a punto tal que -como no podía ser de otra manera- a fines del siglo XVI fue construida una capilla en el lugar.

Reivindicando el derecho al trabajo y la tierra

Dando un gran salto en el tiempo, donde notoriamente hubo idas y vueltas que contaron con el protagonismo de procuradores religiosos, administradores y hasta el mismísimo gobierno de Córdoba, lo cierto es que el lugar con su estancia perduró. Ya en el siglo pasado, en 1940, comenzaron las investigaciones arqueológicas. Se restauró la capilla, y los niños que nacían en la zona tuvieron ya una escuela en ese lugar. Más cerca en el tiempo, la capilla tuvo luego dos restauraciones más: en 1990 y en 2003.
La Orden de La Merced, posee este campo desde hace más de 300 años. Y desde aquella época los religiosos mercedarios han sido fieles al bien, utilizando los usufructos de la tierra en beneficio de las personas, y siempre abierta a los sectores menos desarrollados de nuestra sociedad. El fin de la Misión de la Estancia Yucat es brindarse, según vemos, al crecimiento de un país, en el que todos queremos vivir felices y en paz.
Pero tal lo mencionara en diálogo con Nuevo ABC Rural el Padre fray Carlos María Diez, administrador de la Estancia Yucat desde el año 2004, “el derecho al trabajo y a la tierra fueron pilares fundamentales en el aprovechamiento sano y constructivo de este patrimonio regional”. El arduo aprendizaje trajo variadas producciones agrícolas, hasta llegar a rescatar el enorme valor del desarrollo de biodiesel, en una época en que el Planeta, nos reclama un cuidado saludable y una explotación sustentable.
Sin embargo, el trabajo sensato jamás pierde de vista la historia pasada. Aquella que enseña el valor de la Tierra y el respeto por la Naturaleza. Es eso lo que seguramente los colonos de aquella época y las familias actuales han seguido y honrado. Allí estarán siempre las escenas de los indios Yucat, verdaderos anfitriones de veneración por la tierra.

Museo Arqueológico

Es fantástico en ese sentido el Museo Arqueológico Yucat calificado como verdadera “usina educativa”. Es éste un espacio que guarda la historia ancestral de la zona, de manera detallada, completa e interactiva, como dictan los estilos contemporáneos de educación.
Es un espacio ideal para los alumnos tanto primarios como secundarios, pues nadie debe privarse de conocer los difíciles trancos de la historia local; así es como los visitantes tendrán una ventana a los distintos valores de aprendizaje. Con la alfarería indígena y sus significativos mensajes, el museo exhibe piezas de aquella lejana cultura de nuestros ancestros. Hay estatuillas, utensilios, alfarería, collares y otros elementos, además de ilustraciones e información que detalla la vida de los indios en el territorio denominado “Laguna Honda”.
Cualquier historiador entendería este lugar como un premio de Dios para aquellos pueblos originarios. Situado en las márgenes de un rio, el vasto sitio del Espinal pampeano, es rico en vegetación y fauna variada que, es evidente, con el avance poblacional se ha visto reducida.

Atracción turística

De todos modos el paraje de Estancia Yucat se ha transformado en atracción turística desde hace varios años. En este circuito se suman al valioso Museo Arqueológico, la Capilla, restaurada en muchas ocasiones a lo largo del tiempo, la Estancia, con sus desarrollos productivos bovinos, caprinos y diferentes cultivos, donde se destaca una huerta orgánica que brinda productos libres de químicos, otro invalorable aporte a la vida sana de los humanos.
La Estancia Yucat está abierta a quienes quieran conocerla, contando con un servicio de visitas guiadas. Solo hay que ponerse en contacto con ellos y uno de los medios ideales es a través de su sitio www.estanciayucat.org.ar donde es posible obtener toda la información necesaria.
No debería dejar de conocerse, pues es parte de nuestra cultura.

( Con la colaboración de Juan Díaz, Villa María. Fuentes consultadas:www.estanciayucat.org.ar. Marta Álvarez Moncada (lavoz.com.ar).
www.el diariocórdoba.com.ar)